Preso de mis palabras


Venía con la intención de escribir sobre otro tema y tuve que cambiar en el acto, así que el post sobre mi alarmante falta de creatividad y de iniciativa para escribir en este espacio quedará para otro momento. Porque mientras leía el post de las cosas que odio (No es que sea D'Elia) me di cuenta que quedé, como dice el título, preso de mis palabras. ¿Por qué? Porque en aquella ocasión decía: "Odio los teléfonos Motorola. Odio a todos los teléfonos que no sean Nokia". Bueno, desde hace seis días soy propietario del Motorola Milestone. Ouch. El teléfono lo tiene todo y es muy bueno, mejor que mi querido Nokia N95.
En fin, la cuestión no es comparar los aparatos sino pensar en cómo uno a veces cambia su manera de pensar o de ver las cosas. Recuerdo, por ejemplo, que cuando era chico decía que el queso era lo más asqueroso del mundo. Hoy soy fanático de todos los quesos y ocupan un lugar muy importante en mi dieta. O cuando, hasta no hace mucho, discutía con mis amigos que Debora Bello no era linda. Hoy me parece una de las mujeres más bellas de la Argentina (después de la Gordita, claro). También renegué, alguna vez, de las zapatillas Converse. Hoy me compro dos o tres pares por año. Supe decir que si me empezaba a quedar pelado me iba a implantar pendejos (no demos vueltas, son pendejos). Hoy acepto que se me está cayendo el pelo y punto, sin ideas raras, a lo sumo compraré algún shampoo especial. Fui fanático del fútbol y de River, por el que lloré. Hoy ninguno de las dos me parece tan importante. Generalicé que todas las mujeres eran pésimas al volante. Hoy reconozco que muchas manejan mejor que muchos hombres. En épocas de crisis dije que lo mejor era quedarse en el país y que no me iría. Hoy pienso que la mejor opción es rajarse. Traté de poco pensantes a lo que se unieron al fervor de Facebook. Hoy pertenezco a la red social, aunque la use poco y nada. Lo más de lo más: denosté hasta el hartazgo a los que tenían blogs diciendo que eran unos narcisistas de mierda, que se querían hacer los cool, que esto, que lo otro y resulta que hoy también tengo uno. Puf.
Meta para el 2010: pensar un poco más antes de jetonear.

2 comentarios:

Min Smith dijo...

Mientras que de un momento a otro no se te ocurra cambiar de las mujeres a los hombres está todo bien, podés cambiar sin culpa. Es más, creo que todos tus cambios fueron positivos (excepto por la Bello, que es un gato latino).

Anónimo dijo...

Min Smith: yo creo que si Nico cambiara de las mujeres a los hombres, también sería positivo.

Besitos