Caprichos


Parece que soy un tipo caprichoso. Siempre tuve la sospecha, pero lo terminé de comprobar ayer. Eso de "culo veo, culo quiero" (je veux tous les culs que je vois, en francés, para darle nivel al post) en mí pareciera encajar. Antes que nada, perdón si el blog es por ahora muy autorreferencial, es hasta que encuentre algo interesante para decir. Sigamos.

Hace un tiempo que quería tener un anotador Moleskine. En su momento (hace dos años, más o menos) no pude conseguirlo y, entre una cosa y otra, me olvidé de seguir buscando. Hace unos días leí en un blog sobre estos anotadores y me volvieron las ganas de tener uno. Lo conseguí cerca de casa, en una librería Distal (son los únicos que los importan en Argentina), a $79. Alguien lo puede considerar excesivo. Yo también, pero un capricho es un capricho.

Los que tienen uno, dicen que invitan a escribir: anotaciones, apuntes, ideas, proyectos, dibujos y cientos de etcéteras. Cuando llenás sus hojas y ya no queda más espacio, enseguida salís a comprarte otro, dicen. Su tapa dura, recubierta con una tela especial, su elástico para evitar que se abra y sus hojas amarillentas son sus características, que le dan un aspecto rústico y bohemio a la vez. Y en tiempos donde la tecnología nos rodea, volver a algo tan básico como el "papel y lápiz", es una buena opción. La Moleskine espero que se convierta en un elemento más en mi vida cotidiana. Tal vez funcione como complemento de este blog, veremos.

¿Pero qué tienen de especial? Se hicieron famosos porque su principal impulsor fue Bruce Chatwin, que las usó para sus viajes. A mí, con que se me ocurra una idea para hacer una nota para el domingo, mientras voy en el subte, me alcanza. También, dicen, en ellas plasmaron sus pensamientos e ideas Gertrude Stein, Ernest Hemingway, Pablo Picasso y Vincent Van Gogh. Pero hay alguien muy muy groso que también las usó: Indiana Jones. Y ahora me acuerdo que cuando volví a ver una de sus películas (hace dos años, más o menos) se me ocurrió tener una.

Simpleza

Mirador Bandurrias, San Martín de los Andes, habitado por una comunidad mapuche.
En pleno Siglo XXI no necesitan de la tecnología para saber que alguien llama a la puerta. Espectacular.

Como si hubiera sabido

Muchas veces, cuando alguien cuenta sobre su profesión o sobre lo que estudió, suele escucharse el "desde chiquito sabía que iba a ser...". Bueno, yo no. No sabía cuando era un purrete de 10 años que hoy sería periodista. Siempre tuve en claro -desde chico, obviamente- que iba a estudiar algo relacionado a la informática. Era lo que consumía: cursos (todavía tengo la colección de 50 diskettes del curso de IBM), revistas, libros, programas de televisión -hasta llegué a ir a una reunión con pibes de un foro-, etc. Hice un año de Ingeniería en Informática y seis meses de Analista de Sistemas, pero lejos de sentirme cómodo, largué. Me decidí, después del Mundial de 2002, por el periodismo.
Ayer, en mi casa, encontré este recorte que tenía guardado mi vieja: soy el que está dentro del círculo rojo (click sobre la foto para agrandar). Fue una visita al diario El Heraldo de Luján que hicimos los chicos de 5° grado que pertenecíamos al taller de periodismo de la escuela (también había otro de dibujo y de folklore). Teníamos un semanario, NotiMac, donde se publicaban las actividades de la escuela, notas a sus integrantes, informaciones varias y juegos hechos por nosotros mismos. Qué tarea desarrollaba específicamente, no recuerdo. Sí sé que ése fue mi primer contacto con el periodismo, con el que volví a encontrarme 10 años después cuando decidí que quería ser periodista.
Y no me arrepiento.

Cómo tener el mundo en tus manos

No se trata del slogan que hace algunos años lanzó Mastercard, antes que nada. Quién no soñó alguna vez con manejar los destinos del mundo o conquistarlo, como intentaban todas las noches Pinky y Cerebro. Bueno, uno lo puede hacer ahora, aunque se trate de un juego.
Me gustan los juguetes para nerds, lo admito. Mi novia me dice que soy un nerd moderno, aunque no sé si es tan así. Un nerd es alguien con un coeficiente intelectual superior a la media, creo que estoy lejos de eso. En tal caso seré un cuasi geek. Más adelante voy a explicar las diferencias entre estos dos calificativos.
En fin, el que quiera tener el mundo en sus manos lo puede hacer por 99 dólares. Se compra en ThinkGeek.

Me estoy quedando pelado...

Lo dice el título. Todavía no tengo una incipiente calvicie -como dice el lugar común-, pero desde un tiempo a esta parte noté cómo se me debilitó el pelo e incluso hasta se volvió más fino. Siempre dije que si me tocaba quedame pelado lo iba a aceptar, ¿Para qué ir en contra de la naturaleza? Pero uno cambia y sus pensamientos también. Ahora no sé si lo podría soportar. Por si fuera poco, a mi novia no le van los pelados.
Era inevitable que esto pasara en algún momento; a mi viejo, con 51 abriles sobre su cabellera le empezó a suceder hace un tiempo también. Yo, como se ve, estoy jodido: el proceso se me adelantó 25 años. Uno de mis abuelos era medio pelado; el otro, igual. Y mi tío, que tiene 40 y pico, le empezó a sacar brillo a su cabeza antes de los 30. Y siempre me dijeron que tenía los genes de mi familia materna, o sea, los que tiene mi tío. Puta, digo.
Mi viejo me recomendó unos aminoácidos, el producto se llama Cistimax. Me dijo que en dos meses se le fortaleció el pelo, aunque eso no detiene la caída. Todos sabemos que hay otros remedios que frenan la alopecia, pero aquí el problema, usan una droga llamada Minoxidil o Finasteride. Y acá se pone jodida la cosa. Breve reseña sobre las contraindicaciones de ambos: "La medicación puede causar dolor abdominal, disminución de la libido, disminución del volumen de eyaculación, diarrea, impotencia, dolor de cabeza, etc. Debe evitarse el contacto o ingestión en mujeres embarazadas, debido a que provoca cambios en los órganos sexuales de los fetos machos". Y el tratamiento, en algunos casos, es de por vida.
Aún no fui al dermatólogo, pronto lo voy a hacer. Y en cuanto diga la palabra Minoxidil o Finasteride, que mi novia se acostumbre a un novio pelado. Si al fin y al cabo, dicen, los pelados son sexys.

Vamos de nuevo...

Son las cuatro de la mañana. No puedo dormir y en menos de cinco horas tengo que estar levantado (asumiendo que me pude dormir después de escribir esto) para comenzar el día. Encima tengo a los vecinos de al lado de fiesta. Completo el asunto.
Pero lo importante acá no es la falta de sueño ni los vecinos, que me olvidé de aclarar que son rastafaris. El hecho es que me decidí a tener un blog, por segunda vez. Mi experiencia anterior -breve, por cierto- fue en el 2006, durante el Mundial de Alemania. No sé qué me pasó aquella vez, me agarró un ataque de inspiración, me creí escritor y el blog duró lo que un suspiro. Si alguien está intersado, sigue abierto. Es cofredehistorias. Qué nombre pelotudo. Es increíble cómo el paso de los años cambia la perspectiva de las cosas. En ese momento me pareció un nombre genial. El que elegí ahora, leemebien, es correcto. Corto, simple y fácil de recordar. En unos años -si logro tener consistencia en esto de ser blogger- no creo que tenga la misma visión. Por las dudas, también registré otro nombre, aquisecomentaque. No creo que lo use, se me ocurrió y listo. Si alguien lo quiere, está a la venta.
¿Por qué insisto con tener un blog? Ni idea. Hace tiempo que me da vueltas en la cabeza armar algo, pero no me pude definir. Creo que me terminé de decidir porque dos compañeros de trabajo, Ayelén (tequeriadecir) y Marcelito (elfutbolesunaexcusa), tienen sus blogs y acaban de crear otro sobre Gabriel Ziblat, redactor de política. Hay una verdad, yo estoy a años luz de tener su creatividad y su nivel literario. Si muero en el intento, no habrá lugar a reproches.
Sobre el contenido que de esta nueva versión, no lo sé. Vida cotidiana, deportes, tecnología y otras yerbas que me parezcan interesantes seguramente llenarán este espacio. Tal vez me ayude a ser mejor periodista. Tal vez sirva para exteriorizar ideas, sentimientos o sensaciones, cual diario íntimo -sonó muy gay eso-. Aunque tengo un problema, soy muy vergonzozo. En fin, el primer paso ya lo di, creé el blog e hice este post. Ahora es cuestión de encontrar algo que me inspire y dar el segundo.
Me voy. Los vecinos siguen de fiesta.